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UN ENCUENTRO DESAFORTUNADO

 Esta mañana me levanté temprano. Amanecía un magnífico día que invitaba a pasarlo en la calle. Así que salí de mi casa y me dirigí a uno de mis bares preferidos para desayunar. Me senté en la terraza y al poco el camarero vino con el desayuno. Disfruté de cada sorbo y de cada bocado durante casi media hora. Cuando acabé, me levanté y tomé una calle que conducía al paseo marítimo con idea de recorrerlo entero. El  paseo marítimo de mi pueblo discurre paralelo a la playa, con una longitud  de algo más de 2 kilómetros. Cuando llegué allí me sentí eufórico, el sol de otoño brillaba en el cielo, un viento suave y cálido me acariciaba, el ruido de las olas me arrullaba y todo ello parecía presagiar un día maravilloso. Pero en ese momento vi algo que me desagradó, una mujer entraba en la playa con un perro, lo soltaba y éste, después de una breve carrerita, agachaba el trasero y depositaba un mojoncito sobre la arena, como recuerdo de su visita, y digo recuerdo porque allí quedó, ya que la d

DIME CON QUIEN ANDAS Y TE DIRE QUIEN ERES

Cada día que pasa aumenta el número de hogares que cuentan con una mascota, especialmente perros. Y esa tendencia se mantiene creciente desde hace ya muchos años. Mucha culpa de ello la tiene la publicidad, el cine y la televisión. Porque llevamos mucho tiempo sufriendo una colonización cultural de los EE.UU. y su ámbito de influencia,   con anuncios, series de televisión, películas, etc., que ellos producen, o que se producen aquí a su imagen y semejanza, fruto de esa colonización. Esas emisiones presentan a los animales como seres casi humanos, y resaltan en ellos virtudes que no les son propias, como la generosidad, la valentía, la audacia, la inteligencia, el razonamiento, la intuición, etc. etc., además de muchos otras que si poseen pero que son magnificadas. Los más viejos recordarán telefilmes como Rintintin, Flipper, Mi oso y yo y, por supuesto, todas las películas de dibujos animados de Walt Disney y otros autores, de esa época y también mucho más recientes. Con toda e

12 RAZONES PARA NO TENER UN PERRO

Hace ya tiempo leí un artículo que llamó mi atención y que se titulaba “12 razones para no tener un perro”, escrito por una asociación protectora de animales y que creo que intentaba concienciar a los lectores sobre los inconvenientes de los perros-mascota, resaltando algunos puntos que no se tenían generalmente en cuenta en el momento de hacerse con alguna de ellas, pero que luego acababan por llevar al abandono del animal.   Las doce razones eran las siguientes:   1º) Tienes que compartir todos los espacios de tu casa con el perro, para evitar que sea infeliz. 2º) La casa se te va a llenar de pelos y además tienes que dedicar tiempo a cepillarlo. 3º) El perro no comparte tus horarios y tú tienes que adaptarte a él. 4º) No podrás tener la casa limpia, por los pelos, babas, suciedad en general. 5º) Tendrás que realizar actividad física con él. 6º) El orden no es una de las virtudes de un perro. 7º) Tener un perro es aceptar un compromiso para toda su vida. 8º) Tie

SOBRE LA RENFE

  Hace ya tiempo que RENFE permite acceder a sus trenes de cercanías   a viajeros con perros-mascota, causando con ello molestias a los demás usuarios. Porque un perro-mascota no es una persona, y el servicio de transporte de viajeros por ferrocarril está adaptado solo para las personas. También existe el transporte de animales por ferrocarril, pero éste se realiza en otro tipo de vagones y con otras condiciones. RENFE sabe perfectamente que el acceso de perros-mascotas a sus trenes casusa problemas   y molestias de diversa índole, y estoy seguro que habrá recibido muchas reclamaciones por ese motivo, una de ellas la mía. Por ello ha establecido una serie de requisitos y limitaciones al acceso, que se incumplen sistemáticamente por los dueños de los perros-mascotas y no se controlan por el personal de RENFE, que, a veces, no da señales de vida. La compañía debería asegurar unas condiciones de limpieza y seguridad aceptables para los viajes que oferta, y esas condiciones no se c

APERREADOS

  Si, aperreados, estamos aperreados, o, dicho de otra manera, muy fatigados y molestos por la presencia de tantos perros-mascotas en nuestras ciudades. El número de perros-mascotas se va incrementando e incrementando día a día, cada vez son más y están en más sitios. Los encontramos por la calle, en los parques, en la montaña, en la playa, en los hoteles, en los restaurantes, en los bares, en los museos en las grandes superficies, etc. etc. Los poderes públicos reaccionan ante esta invasión publicando normas de convivencia que obligan a los propietarios de los perros-mascotas a respetar algunas reglas, pero muchos de ellos no lo hacen y provocan, de esa manera, molestias a los demás ciudadanos. Tampoco es que los perros-mascotas lo pasen demasiado bien, porque muchos de ellos son encerrados en viviendas pequeñas y apenas salen a pasear por la calle y como resultado protestan ladrando o, cuando se quedan solos en casa, con aullidos lastimeros que deben ser soportados por los veci