UN ENCUENTRO DESAFORTUNADO
Esta mañana me levanté temprano. Amanecía un magnífico día que invitaba a pasarlo en la calle. Así que salí de mi casa y me dirigí a uno de mis bares preferidos para desayunar. Me senté en la terraza y al poco el camarero vino con el desayuno. Disfruté de cada sorbo y de cada bocado durante casi media hora. Cuando acabé, me levanté y tomé una calle que conducía al paseo marítimo con idea de recorrerlo entero. El paseo marítimo de mi pueblo discurre paralelo a la playa, con una longitud de algo más de 2 kilómetros. Cuando llegué allí me sentí eufórico, el sol de otoño brillaba en el cielo, un viento suave y cálido me acariciaba, el ruido de las olas me arrullaba y todo ello parecía presagiar un día maravilloso. Pero en ese momento vi algo que me desagradó, una mujer entraba en la playa con un perro, lo soltaba y éste, después de una breve carrerita, agachaba el trasero y depositaba un mojoncito sobre la arena, como recuerdo de su visita, y digo recuerdo porque allí qued...