EL CHINO
Chén Zimó se había levantado temprano. Tenía los ojos enrojecidos y bostezaba constantemente camino de su trabajo. Apenas había amanecido, pero él quería llegar temprano porque tenía mucho trabajo pendiente antes de abrir para sus clientes. Mientras caminaba pensaba que la vida le había tratado muy bien. Había llegado a España procedente de China hacía ya 3 años, animado por algunos parientes que llegaron antes que él y que le habían hablado de las grandes posibilidades que ofrecía el país para alguien que estuviera dispuesto a poner tiempo, trabajo, empeño y dedicación. Cuando llegó a España trabajó en varias tiendas de sus parientes, aprendió el negocio, aprendió algo de castellano, ahorró dinero y, cuando pudo, se instaló por su cuenta, invirtiendo todo su dinero y mucho más que le prestaron sus parientes. La tienda iba muy bien, ya tenía clientes habituales y otros tantos que entraban de cuando en cuando, con todos ellos podía entenderse en castellano, porque había cons...